Un gran número de alcohólicos, concretamente del 50 al 70% muestran déficit neuropsicológicos de leves a moderados a consecuencia de la alta neurotoxicidad del alcohol y de la vulnerabilidad del individuo a esos efectos.

Los déficit neuropsicológicos encontrados se refieren fundamentalmente a las siguientes funciones:

  • habilidades perceptivo motoras y visoespaciales.
  • memoria y aprendizaje, velocidad de procesamiento de la información.
  • atención y la función ejecutiva que englobaría, a su vez.
  • la capacidad de planificación, la solución de problemas, la inhibición y la abstracción.

Se ha observado en numerosos estudios que dichos déficit se recuperan en el tiempo mediante una estricta abstinencia.

Parece que el rendimiento en dichas funciones disminuye durante el primer mes de abstinencia debido principalmente a la sintomatología del síndrome abstinencia, pero una vez  superado dicho síndrome hay una recuperación progresiva de la función cognitiva siempre y cuando perdure la ausencia de consumo.

En esta progresión en la recuperación neuropsicológica en el paciente alcohólico, hay determinadas funciones que se recuperan antes y otras que comienzan a  mostrar mejoría más adelante. Dentro de estas funciones más tardías en la recuperación se encuentra la función ejecutiva o las funciones que se encuentran localizadas en la parte más frontal del encéfalo.

Dentro del funcionamiento ejecutivo se encuentra como hemos comentado anteriormente, la capacidad de planificación, la inhibición conductual y el razonamiento abstracto.

Estas funciones son fundamentales a la hora de asegurar un cierto éxito en los tratamientos de deshabituación utilizados en el alcoholismo crónico.

Por  ejemplo un paciente con déficit en su capacidad de planificación puede exponerse con una mayor facilidad ante situaciones de riesgo y está comprobado que si este paciente presenta daños en lo referente a la inhibición conductual le resultará más costoso, ante situaciones de riesgo, inhibir el impulso de beber.

Dentro un programa de tratamiento es fundamental que el paciente disponga de una adecuada capacidad de razonamiento y abstracción de los distintos conceptos que se le vayan presentando durante el programa, al igual que una aceptable capacidad para interiorizar dichos conceptos.

Es fundamental que se tenga en cuenta el nivel de deterioro cognitivo que presenta un paciente alcohólico que va a seguir un tratamiento de deshabituación y así poder adaptar dicho programa a los niveles de recuperación de las funciones cognitivas deterioradas.

Dentro de estas adaptaciones se podría destacar la inclusión de rehabilitación cognitiva en este tipo de programas.

Incluso en pacientes altamente deteriorados comenzar basando el tratamiento en medidas únicamente conductuales para asegurar la abstinencia del paciente. Posteriormente, ir pasando a un tratamientos más de tipo psicológico-introspectivo, donde se dé más prioridad al abordaje de conceptos abstractos como son los distintas problemas emocionales que afectan a este tipo de pacientes.