Una de las grandes cuestiones que se plantean cuando hablamos de adicciones es saber cuándo, exactamente, un hábito o costumbre se convierte en adicción. O mejor dicho,
¿Cómo distinguimos la verdadera adicción de una actividad normal por la que no debemos preocuparnos?
Socialmente, el concepto que manejamos a la hora de describir a un adicto es el de una persona que, si no consigue droga las 24 horas del día, se convierte en un ser desesperado, capaz de hacer cualquier cosa por procurarse droga, del que debemos huir.
El criterio que se aplica es que la condición de adicto viene definida por el consumo diario de la sustancia. Es decir, si una persona no se droga todos los días, entonces no es adicto.
Y es en este concepto de adicto donde radica el principal error:
- El hecho de que una actividad se realice o no a diario no es criterio suficiente para determinar si una persona es adicta.
- Gran parte de los adictos no consumen drogas a diario sino que hacen abusos esporádicos de las mismas, alternando épocas de consumo con épocas de descanso o de consumo controlado y, sin embargo, presentan rasgos de adicción.
Partiendo de este criterio, muchos adictos suelen convencerse y convencer a otros de que no tienen ningún problema porque, efectivamente, no consumen drogas a diario.
Es habitual el ejemplo del joven que, como solo consume cocaína los fines de semana, entonces no puede ser adicto.
No obstante hay algunas drogas y actividades con las que teóricamente es posible (si bien improbable) que una persona las lleve a cabo de manera diaria y no terminar desarrollando una adicción (por ejemplo, el juego, en el que es posible hacer una apuesta diaria sin que signifique que la persona termine siendo un jugador patológico)
Por lo tanto, el criterio de la frecuencia con que se consumen determinadas sustancias o se realizan determinadas conductas no es suficiente a la hora de determinar si una persona es adicta o no.
El segundo error radica en la creencia que la adicción se desarrolla en función de la cantidad empleada:
- Una persona puede ser alcohólica aunque solo beba los fines de semana o solo un par de cervezas por día si tiene que hacer un esfuerzo por controlar el no beber más.
- Hay personas que beben a diario y no se le aprecian síntomas de adicción y, sin embargo, hay personas que bebiendo esporádicamente, tienen consecuencias negativas por haber bebido aunque haya sido una sola vez (accidentes, agresividad, problemas con la ley…).
Entonces, si no podernos utilizar los criterios de la frecuencia y la cantidad para determinar la existencia de la adicción,
¿A qué criterio deberemos atender?
Sin ninguna duda deberemos fijarnos en cómo afecta a la vida de la persona ese consumo que está realizando.
Es adicta aquella persona que, aun sabiendo que el consumo de sustancias o la realización de conductas adictivas están causando problemas en su vida, es incapaz de dejar de consumirlas o de realizarlas.